Siete temporadas después, el Real Betis vuelve a Europa, merced a un trabajo genial de Pepe Mel y una dirigencia que, pasito a pasito, y con la cautela y el sentido común por bandera, intentan colocar a la entidad cerca de la altura de su masa social. Para la ilusionante campaña venidera, los verdiblancos tienen pensado reforzarse en todas las líneas. De momento, han llegado Juanfran (Real Madrid Castilla), y Cedrick (Numancia), para los costados, Lorenzo Reyes (Huachipato), y el cotizado Joan Verdú (Espanyol), para la sala de máquinas, Chuli (Recreativo de Huelva) para dar competividad a la zona ofensiva, y la portería, que se ha visto renovada por completo, con la llegadas del experimentado Stephan Andersen (Evian), y el argentino Guillermo Sara (Atlético de Rafaela), uno de las caras nuevas que más expectativas ha creado en la parroquia heliopolitana, y del cual hablaremos a continuación.
¿Quién es Guillermo Sara?
Guillermo Sara es un guardameta argentino, nacido en Rafaela hace 25 años, (30 de Septiembre de 1987), y que hasta ahora, solo había militado en un único equipo, el de su localidad, Atlético de Rafaela. Con el equipo celeste debutó en el año 2008, y desde entonces, ha ido ganando en importancia de forma progresiva, hasta convertirse en uno de los grandes referentes del plantel, llegando incluso a capitán, y un idolo para los hinchas del cuadro rafaelino.
Con Atlético consiguió el ascenso en 2011, el segundo en la historia del club. Las dos campañas posteriores, Sara ha sido una pieza fundamental para que su equipo consiguiera la permanencia. Las buenas actuaciones de Guillermo le hicieron sonar para los grandes del país, e incluso algunos reclamaban una oportunidad en la selección. Sin embargo, ha sido el Real Betis el que se ha adelantado, adquiriendo a uno de los guardametas con mejor presente y futuro de Argentina.
Sara, el esperado inquilino de una portería problemática
Lo primero que hay que destacar de Sara es su fuerte personalidad. Pese a su juventud, es un portero de bastante oficio. Constantemente encima de su defensa repartiendo indicaciones, intenta mantener a los suyos siempre alerta. Seguro, sobrio, firme. Mantiene una alta capacidad de concentración. A Sara es difícil que le pese el partido, que le afecte el marco, pues hace gala de un gran aplomo, siendo además capaz de transmitir bastante seguridad en todas sus acciones.
Sus 185 centímetros le posibilitan dominar con autoridad el espacio aéreo, aunque es cierto que en alguna ocasión muestra sus dudas pecando de indecisión, quedándose a medio camino entre la pelota y la portería. Atento en todo momento a la jugada, es muy rápido y atrevido a la hora de lanzarse a cortar el ataque rival, ofreciendo un muy buen sentido de la anticipación. Frente al delantero, posee una notable habilidad para tapar huecos, aguantando mucho antes de ir al suelo.

Bajo palos, Sara se presenta como un arquero de garantías. Grandes reflejos, velocidad de reacción, ágil en la estirada y casi siempre bien posicionado, eso hace que sea muy difícil sorprenderle. En un elevado porcentaje de ocasiones consigue blocar de primeras, lo que no da lugar a segundas oportunidades para el delantero. No encuentra inconvenientes cuando le toca actuar con los pies. Diestro de pierna, se complica poco, optando por el balón en largo. Su fuerte pegada se convertía en uno de los argumentos de su antiguo club, Atlético de Rafaela, un equipo que se inclina por un fútbol contragolpeador, y encontraba en los envíos de Sara una baza ofensiva muy utilizada. También merece mención especial la habilidad que ha expuesto para atajar penaltis.
En definitiva, Guillermo Sara es un portero de mucha regularidad, que acostumbra a cometer pocos errores y a cumplir en casi todas las vertientes que debe controlar un guardameta, destacando especialmente en alguna de ellas. A sus 25 años, el rafaelino también tiene margen de crecimiento, y competir en Europa le puede potenciar sus interesantes cualidades. En el Betis esperan que, además de dar un plus de competitividad a una demarcación siempre compleja, se convierta en el propietario de una portería carente de fiabilidad y galones desde que se marchara Toni Prats.